Museo Nacional de Afganistán

Afganistán es la tierra donde las diferencias étnicas conviven cara a cara todos los días, donde las culturas han establecido sus hogares después de muchos años de ser nómadas, el lugar donde todos los caminos y las rutas se cruzan. El pueblo de Afganistán es una amalgama cultural erosionada por el constante ir y venir de las etnias y grupos que componen la zona, de la que muchos se han influenciado y otros tantos han absorbido. Un país que sueña con un proyecto de nación capaz de integrar a todas estas diferencias bajo un discurso propio y no uno impuesto.

El Nuevo Museo Nacional de Afganistán en Kabul sienta sus bases conceptuales en pueblo afgano y su versión de la historia; un proyecto que ofrece una nueva lectura de los hechos a través de su etnografía y tesoros arqueológicos, complementados con estrategias tecnológicas de museografías multisensoriales. El proyecto ofrece un espacio seguro donde el conocimiento pueda ser generado y compartido con todos, un lugar de convivencia, una plaza urbana inscrita en un museo.

A partir de la metáfora de la montaña como el sitio donde se obtiene el conocimiento, así como un lugar de refugio, se crea un edificio a manera de bloque solido que se integra con la gente y con el paisaje local a partir del uso de materiales locales y técnicas artesanales de tallado de piedra.

Conforme uno se acerca al edificio, su aparente fuerza e impenetrabilidad es rota por dos ejes compositivos que generan una serie de grietas de acceso al complejo: una forma de tributo a la capacidad del pueblo afgano para encontrar refugio excavando en la roca. Ambos ejes aluden al cruce de caminos que han definido la historia de Afganistán; por un lado, el eje político que apunta al antiguo palacio de Darul Aman, hoy en ruinas a causa de los bombardeos; y por el otro, el eje religioso, que apunta hacia la Mecca como reconocimiento del papel que ha jugado el Islam como parte de la cultura Afgana.

Es así como el Nuevo Museo Nacional de Afganistán es un homenaje a la resistencia del pueblo afgano y su persistencia en la búsqueda de un mejor futuro.

 

LA NARRATIVA DEL TAPETE

Casi todas las estadísticas demográficas de pueblo afgano coinciden en que tan solo el 20-25% de su población sabe leer y escribir, una cifra sin duda muy baja. Sin embargo, a lo largo de la historia encontramos que el tejido de tapetes, una actividad común a todas las etnias, ha funcionado como una forma de expresión y escritura.

El tapete como un elemento multiusos ha sido muy importante como parte de la cultura y economía afgana. Capaz de satisfacer muchas necesidades, han sido usados como piso, como cama, como mueble inclusive como espacio portátil. En los tapetes, encontramos un objeto del uso diario de tribus nómadas hasta familias modernas.

El proceso de tejido de un tapete involucra la creación de textiles por la técnica de entrecruzado de hilos, que va formando figuras, símbolos y patrones dependiendo del uso del tapete. El pueblo afgano ha dedicado muchos años a perfeccionar la técnica, hasta convertirlos en la forma de expresión de sus imaginarios. Así, combinando formas y figuras, han creado tapetes narrativos, históricos, ornamentales, de rezo, de personajes famosos, políticos e inclusive tapetes de guerra.

Así es como nace la idea de crear una museografía basada en los tapetes como una forma de narrativa, que por un lado permitiera ir tejiendo el conocimiento de la historia del país y por el otro involucrar y reconocer a los artesanos locales como parte del desarrollo del nuevo museo.

De esta manera, el proyecto de nación de Afganistán podría ser entendido como el tejido de un gran tapete, que encuentra sus puntos de acuerdo en el cruce de los hilos de las diferencias culturales.

 

Diseño de proyecto: A-001 Taller de Arquitectura + BNKR Arquitectura

Equipo de diseño: Arq. Eduardo Gorozpe, Arq. Arturo Olavarrieta, Arq. Esteban Suárez, Arq. Emelio Barjau

Información extra: Colaboradores: Arq. Dolores Robles, María José López Romo, Ana Paula Arnau, Mónica Salcido