Playa Revolcadero: Acciones Regenerativas y de Reconstrucción
Acapulco es un contexto urbano en constante transformación cuya historia parte de su relación simbiótica con la costa y el mar. Actualmente la Playa Revolcadero, remate de Acapulco Diamante, una de las zona con mayor desarrollo turístico de la ciudad, enfrenta una importante problemática de contaminación del agua de mar que proviene de la Laguna Negra de Puerto Marqués.
Adicionalmente, junto con los estragos del reciente huracán Otis, este sitio ha sido un escenario en donde las dimensiones socio-culturales, ambiental-territoriales y económico-productivas que se interrelacionan en el habitar, han pasado desapercibidas debido a las problemáticas sociales y medioambientales que se suscitan en este contexto.
A partir de la lectura del lugar se retoman los siguientes puntos clave:
- La economía de Revolcadero depende de la actividad turística y el comercio local.
- El huracán Otis produjo dificultades económicas graves para todos los comerciantes del sector, dañando su principal fuente de trabajo e ingresos.
- Revolcadero se ha vuelto un destino para el turismo económico en masa, mostrando la falta de interés por acatar las normas de saneamiento e incentivando la homogeneización de las actividades económicas.
- Revolcadero se encuentra ubicada en una zona estratégica donde confluyen diferentes conjuntos hoteleros y de vivienda de alto ingreso económico.
- La playa y paisaje natural del manglar se han deteriorado debido a la excesiva presencia de basura y la descarga de aguas residuales de 32 inmuebles en la zona de la laguna.
Con base en lo anterior, Eduardo Gorozpe Fernández, fundador de A-001 Taller de Arquitectura, la arquitecta Rozana Montiel y actores de enlace con la comunidad de la Playa Revolcadero, colaboran en una iniciativa multidisciplinaria que parte de los procesos participativos de investigación y de entendimiento territorial para así detonar un diseño centrado en las personas y sus necesidades, haciendo de la arquitectura un catalizador de cambio que acompaña a los habitantes de Revolcadero en la producción, gestión y desarrollo espacial de su territorio.
El objetivo de esta colaboración es:
- Consolidar la imagen de Playa Revolcadero como un referente en la región por su capacidad de tejer un ecosistema productivo con su contexto a partir de su relación con el agua tanto con el estero como con el mar.
- Avocar por la búsqueda de la voluntad política para que las instituciones posibiliten la recuperación de este espacio.
- Fomentar la colaboración multidisciplinaria entre profesionistas y líderes comunitarios para ofrecer soluciones integrales y sostenibles a las distintas escalas del proyecto.
Con base en ello, la investigación sistémica con la que se detona este proyecto, entiende a Revolcadero como un sistema vivo y en evolución, como una red de relaciones multidisciplinarias y complementarias entre sí, en donde el entendimiento del “habitar” se entreteje con los diferentes actores, interacciones, escalas, e historias. Así, la propuesta consiste en una intervención que recupera la noción del ecosistema en la escala del paisaje, la escala urbana y la arquitectónica, dando lugar a un ecotono, un lugar en donde se fusionan armónicamente las esferas pública y privada; donde la transición de un espacio abierto a uno cerrado se atenúa; un nodo que permite la convivencia equilibrada entre las áreas construidas y las regiones naturales.
Entre las estrategias más relevantes, en la escala del paisaje se destaca la franja vegetal de humedales costeros y manglares para mitigar el impacto de los huracanes como medida de protección, el juego con topografía para generar zonas inundables de forma gradual y pozos de tratamiento de agua contaminada con plantas marinas. A su vez, en la escala urbana, se puntualiza la regeneración del ecosistema de la laguna al revertir la contaminación por descargas de aguas negras, la relocalización de comercios locales para liberar la vista a la laguna y poder dar vista al mar a todos los restaurantes y la generación de un paseo peatonal y de una entrada hacia la playa que cause una buena impresión.
Finalmente en la escala arquitectónica se puntualizan estrategias como la implementación de núcleos permanentes y extensiones efímeras de tipologías vernáculas como techos a cuatro aguas estructuralmente resistentes, estructuras efímeras y palafíticas con materiales impermeables que se adapten a las condiciones, y estrategias bioclimáticas como ventilación cruzada, shutters anti–huracanes, y recolectores de agua pluvial, espacializando así propuestas de una arquitectura más resiliente ante las condiciones climáticas cambiantes que son resultado del trabajo en colaboración con la comunidad.
Así, mediante acciones localizadas y singulares de regeneración y de reconstrucción, Rozana Montiel y Eduardo Gorozpe proponen nuevas formas de concebir y hacer una espacialidad que abre posibilidad a nuevas formas de intersubjetividad y de conformación comunitaria en las distintas escalas habitables, posibilitando una redención del habitar, y haciendo de la arquitectura una herramienta que potencializa la espacialidad y que comparte el bienestar con las poblaciones y actores que han habitado, habitan y habitarán el espacio.